lunes, agosto 20, 2007

Por un beso tuyo

Con un beso tuyo vi llegar el día y dejé atrás la oscuridad. Por un beso tuyo perdí el norte y hasta las brújulas que me decían que me quedara justo en ese lugar.

Con un beso tuyo me dejé caer en el laberinto de tus brazos y los sueños cambiaron de rumbo. Salieron estrellas que marcaron un camino nuevo, surcos en el mar.

Por un beso tuyo contigo me pierdo, no importa si luego no sé regresar. Voy disipando el miedo, dejándome llevar, si tú me besas tal vez vuelva a soñar.

Recorriendo mi cuello hasta llegar a mi mirada cruzada con la tuya. Camino de besos como huellas de tus labios, por las que transito sin mirar atrás, y mojarnos en sueños de espuma blanca, de añoranza si tus labios no me vuelven a besar.

Por un beso tuyo me quedé en silencio y fue tu mirada la que habló por los dos. Entre tus dedos vi resbalar trocitos de recuerdos como lágrimas que se fueron buscando el mar. Me bebiste con deleite y en tus brazos como niña me amparaste hasta darme el agua de tu sonrisa y así saciar mi sed.

Voy recopilando tus besos como la antología de tus caricias, quiero escribir con mis abrazos tu historia, que tu mirada me cuente el secreto de tu próxima vehemencia, y sin poemas de palabras, crear versos de tus besos, consentirte el lienzo de mi piel y que tus labios sigan trazando mi destino.

Por un susurro de tus labios en mi cuello, me dejé caer en el laberinto de tus sueños. Por un beso de tus ojos en mi alma, he dejado en la palma de tus manos el puzzle de mi corazón desvencijado. Por las respuestas de tu mirada, he garabateado mil preguntas en el margen de mi alma.

Por un beso tuyo voy a intrincarme en la maraña de tu deseo, y en sigilo deslizarme en la playa de tu alma, sumergirme en el mar de tus afectos hasta calarme de ti y ser mirada en tus ojos, sonrisa en tus labios, el aroma de tu piel, la caricia en tus manos, la melodía que te inspire cada día y el sueño que siempre has querido tener.



Besos y sed felices

jueves, agosto 02, 2007

La Serpiente



Y vino prometiendo sonrisas, ofreciendo corazones de fresa y abrazos de caramelo. Y yo, como una niña tonta le creí, y sin darme cuenta mordí la manzana envenenada de sus besos, y caí en el dulce engaño del amor. Que absurda tontería, que me cegó a lo evidente y sin querer, queriendo estaba a otra serpiente disfrazada.

Le curé sus heridas, le ofrecí cobijo, y mi amor entero. Sin corazón para brindarle, le entregué el alma, de manera provisional, mientras me afanaba por robar un corazón en la tienda de desperdicios.

Y mientras él se reía, urdía la forma de destrozarme, como se divertía contándome mentiras, jugando a hacer harapos con mi alma para limpiar la inmundicia de la suya. Y cada día volvía a darme una nueva manzana emponzoñada, volvía a decirme cuanto me amaba y yo le regalé mis silencios y hasta mis palabras, creando para él lechos de poemas, relatos de quimeras y cuentos para que soñar pudiera.

Un día mi sangre ya no fue alimento suficiente, tal vez porque apenas quedaba, mi alma empezó a no ser bastante grande para tanta mugre, y en la tienda de la esquina, ya no había corazones. Así que sin más, y a escondidas, salió en busca de otra muñeca que estrellar contra el suelo de baldosas o lanzar contra el muro de su rencor. A mi me dejó olvidada en una esquina, desalmada y desahuciada, paralizada y rota en mil pedazos de ilusiones abandonadas. Llovía en mi rincón, una lluvia de mil dolores, de trocitos de corazón y sueños hechos trizas, una lluvia amarga, de fantasmas llena, que me fue ahogando lentamente hasta inundar los silencios y los huecos que alma y corazón dejaron. En algún momento vino mi Instinto de Supervivencia a rescatarme, me cargó en su hombro y en el desván del olvido me reconstruyó con jirones de rencor y odio desalmado. Cubrió algunos huecos con desesperanza y clavó en las cuencas de mis ojos dos pesadillas distorsionadas.

Desde aquí puedo oírle jugar con su muñeca nueva, ya le ha arrancado el corazón, tal vez hasta le haya exprimido el alma para hacerse zumo de ilusiones. No importa, he conseguido levantarme a duras penas, Instinto me dio un pedazo de sueño roto para apoyarme y busco a tientas la puerta de atrás, para escaparme de este antro de sentimientos perdidos. No hay retroceso, una vez lo consiga, cerraré la puerta y tejeré trampas para serpientes. Disculpadme si en el intento mato algún unicornio, pero es inevitable…

Besos y sed felices